Una de las primeras cosas de la que es consciente el ser humano es que sueña, pero ¿por qué soñamos?, ¿para qué?, ¿qué nos quieren transmitir los sueños?
Nos pasamos un tercio de nuestra vida soñando. En paralelo a nuestra vida consciente vivimos otra vida –nuestra otra vida– que parece casi mágica, la de los sueños. Vemos imágenes, símbolos, personas, escenas, tenemos vivencias, sensaciones y emociones. Vivimos una película en la que nosotros somos los protagonistas y que, sin duda, de forma consciente o inconsciente, afecta a nuestro día a día.
Es cierto que muchas veces no recordamos nuestros sueños, y que otras veces nos levantamos con la sensación de que lo ocurrido mientras dormíamos ha sido real, tanto que nos podemos pasar todo un día o varios con las sensaciones vividas en ese sueño a flor de piel, o que incluso determinen nuestra forma de actuar o pensar después de haber soñado. Las pasiones vividas en un sueño pueden influir en nuestra realidad, hasta el punto de cambiarla.
A veces después de soñar, lo vivido oníricamente se convierte en realidad. Otras veces tenemos sueños idénticos o parecidos a los de otras personas, o incluso después de haber soñado con una persona que hacía tiempo que no sabíamos de ella, en un breve periodo de tiempo contacta con nosotros o la vemos casualmente. Viajamos a lugares que nunca hemos visto… o eso creemos. Tenemos sueños eróticos con los que incluso nuestro cuerpo físico se ha excitado. Además, ¿quién antes de dormir, alguna vez no ha pedido que algo le sea revelado en sueños o conectar con alguien o algo a través de ellos? Eso sin contar cuántas veces soñamos con personas que ya no están vivas, y una vez despiertos nuestra sensación es la de haber estado realmente con esas personas.
Todos soñamos. Despiertos, durmiendo, solos, con otras personas, soñamos con amor, soñamos con nuestro futuro, soñamos con una vida mejor, etc. Tanto es así que la historia de la humanidad, en infinidad de ocasiones se ha visto afectada por los sueños de los humanos, cambiando el curso de sus vidas para siempre.
Figuras clave del psicoanálisis
Raymond de Becker, en su libro Las maquinaciones de la noche, nos cuenta que el sueño ha representado un papel decisivo en la experiencia religiosa de la humanidad. También en la política, la cultura, el arte, la literatura, la vida social, etc. Becker nos da multitud de ejemplos de cómo los sueños que forman parte de historias de la Biblia determinaron las actuaciones políticas y religiosas de una sociedad donde política y religión iban unidas. Sin contar con los sueños–revelación que tuvieron los santos cristianos o diferentes profetas de otras religiones. También nos habla de sueños de grandes políticos o mandatarios que determinaron el curso de la vida de miles de personas, sueños que formaron parte de grandes catástrofes mundiales o de grandes creaciones.
En uno de los ejemplos que expone, nos cuenta un sueño que tuvo Adolf Hitler cuando era cabo de la infantería bávara. Después de este sueño, Hitler interpretó que se le había confiado una misión divina. Entonces, ¿nuestra vida solo es la que vivimos conscientes o también forman parte de esta vida los sueños? Es necesario que nuestra mente establezca una pasarela entre nuestro inconsciente y nuestro consciente, donde se comunican y concilian estas dos vidas. Y si esto ocurre es porque es necesario para la supervivencia del ser humano.
Sigmund Freud nació en 1856, y está considerado como el padre del psicoanálisis. Él decía que los sueños eran una expresión de nuestros deseos. Carl Gustav Jung nació en 1875. Alumno de Freud, fue un reputado psicólogo y psiquiatra que tuvo un papel fundamental en el psicoanálisis. Jung decía que los sueños eran una expresión del inconsciente. Raymond de Becker nació 1969, y fue seguidor del psicoanálisis, investigador y escritor, con múltiples obras sobre los sueños donde profundiza sobre los autores clásicos y en las obras de Freud y Jung, entre otros. Él decía que todo sueño era un deseo que quería realizarse.
Nuestros sueños expresan nuestros deseos, y en ellos se ve reflejado todo lo que ha ido grabándose en el inconsciente. Además, pudiendo ser una expresión de aquello que queremos conseguir en la vida o hacer realidad, también son la clave para conocernos a nosotros mismos, analizar bien nuestro entorno y cómo influye en nosotros, conocer qué pretendemos realmente en la vida y cuál es el camino más adecuado para ello. Sin duda nos ayudan a evolucionar en nuestros pensamientos y en nuestra forma de actuar; son un conocimiento poderoso que es la llave para conseguir la verdadera felicidad. Un ejemplo de esto sería el mismo Carl Jung; él mismo se autoanalizó a través de los sueños. De hecho, de él se dijo que era un psicótico o un esquizofrénico que se había curado a sí mismo.


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