Tener sueños fructíferos y despertarnos con una mente limpia y clara, dispuesta a obedecernos y a hacer que tengamos un día a día fantástico, es algo único.

«Vamos a la cama, que hay que descansar… para que mañana podamos madrugar…» Seguro que te suena esta canción que como un mantra oíamos cada noche antes de dormir, embobados mirando la televisión, mientras nuestros padres nos enviaban a la cama. Los personajes de la familia Telerín iban en fila, felices y contentos, canturreando a la cama, con sus pijamas, bien aseados, con una sonrisa de oreja a oreja y en fila con un orden casi militar. Aunque esto solo sean dibujos, esta imagen muestra fielmente cómo nos tendríamos que disponer a ir a la cama. Para que así sea, vamos a ver algunos consejos que nos pueden ayudar a conciliar mejor el sueño:

Orden en nuestros hábitos

Nuestra mente y nuestro cuerpo se acostumbra rápidamente al orden, y aunque al principio cueste un poco, después lo agradecerás. Esto no quiere decir que sea un orden estricto, pero sí mantener al menos algunas buenas costumbres saludables. Esto al final no es otra cosa más que dedicarte un poco de tiempo a ti, que eres quien más lo mereces.

Para ello, algo que debes hacer es:

  • Desconectar el teléfono móvil
  • Dormir al menos ocho horas diarias
  • Intentar no irnos excitados a la cama por acontecimientos como peleas
  • No tener cosas alrededor de nuestra cama que nos disturben o molesten
  • No ver películas de alto impacto antes de ir a la cama
  • Acostumbrarnos a dormir sin ruidos, músicas o programas de fondo, que aunque no lo creas terminan metiéndose también en nuestros sueños. Puede pasar algo parecido a cuando se nos introduce el despertador en sueños y parece imposible apagarlo: ese ruido nos tamborilea en la cabeza todo el día.
  • También beber una infusión relajante, por ejemplo, de manzanilla o frutas. Ahora tenemos una variadísima oferta, que puede ser deliciosas para todos y además te irás con un buen sabor de boca a disfrutar de tus sueños.

Aseados y cómodos

Es fundamental tener higiene mental pero también física. No hay que olvidar que el cuerpo es el templo del alma. Irnos a la cama cómodos y con una sensación de bienestar con nuestro cuerpo físico es fundamental para un buen descanso. Si además tenemos una cama cómoda, con unas sabanas suaves y bien hecha, disfrutarás el doble.

Relajación mental y física

Realmente no hablamos de hacer nada complicado que no hagamos de forma errónea cada día. Es decir: todos los días nos acostamos en la cama y comenzamos a darle mil vueltas a las cosas que nos han ocurrido en el día. Finalmente, caemos rendidos, cargados de esa información de la que nos cuesta desapegarnos. Prueba para realizarlo de esta manera: una vez te tumbes en la cama, respira unas cuantas veces profundamente, con los ojos cerrados, y visualiza cómo las preocupaciones que tienes en ese momento salen de tu cuerpo y te dicen adiós con la manita. Después cuenta hasta diez, imaginando un paisaje que te agrade. Si, además, poquito a poco comienzas a aprender alguna técnica de meditación, te sentará fenomenal y te ayudará durante todo el día.